Parece mentira que hayamos llegado hasta este punto. No hace demasiado tiempo (teniendo en cuenta que la tierra tiene sesenta y cinco mil millones de años) estábamos en las cavernas, incapaces de contener una exhuberante energía como el fuego.
Hoy, sentado en el salón de mi casa, desde un rinconcito de Galicia, puedo comunicarme con todo el mundo. El salto ha sido grande; poquito a poco hemos ido conociendo el universo que nos rodea, comprendiendo como funciona y poniendo en práctica esos conocimientos.
El resultado es asombroso: hemos cumplido con creces todos los sueños de la historia: somos capaces de volar, viajar a las profundidades submarinas, recorrer grandes distancias en poco tiempo, hemos surcado ¡la barrera del espacio!
Y eso no es todo: somos capaces de hacer laboriosos cálculos en cuestión de segundos, ser gerentes una empresa que no tiene dirección física, organizar nuestra casa a cientos de kilometros...
La lista es interminable. Gracias al desarrollo de la ciencia y de la tecnología, hemos alcanzado un nivel de gestión de la información que es cada vez más sorprendente.
Y todavía queda mucho por hacer. ¿Quién se atreve a aventurar la vida en el futuro? Se habla de ordenadores más pequeños y potentes, pero eso es sólo el comienzo. Pobre del que por negligencia o malicia frene el desarrollo de la humanidad.
Para el cajón de temas: desarrollo de la cultura y patentes de software
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