Ayer te hablaba de el ser vivo independiente más pequeño: las bacterias. Son unos "bichos" muy pequeños y muy simples: ni siquiera tienen una zona donde se concentre la información genética, como en las células de los organismos superiores. No, todo está muy simplificado. Y esa sencillez es la que le da su poder.
Su reproducción es muy simple, se dividen en dos por mitosis. Y a una velocidad asombrosa. Con las condiciones adecuadas una sola bacteria en 10 horas produce ¡mil millones! de bacterias idénticas a ella.
Y también se aplica el viejo refrán: lo que no mata, engorda; si al usar un antibiótico determinado no erradicamos todas las bacterias, las pocas que queden aprenden a hacerse inmunes a él. Y por lo tanto, la siguiente vez que usemos ese antibiótico contra esas bacterias, será ineficaz.
Pero no todo es caos y destrucción. También hay bacterias beneficiosas para el organismo. Se llaman probióticos. Seguro que has oído hablar de ellos, porque están ahora muy de moda los alimentos probióticos. En este caso, todo ese poder de reproducción y de supervivencia juega a nuestro favor.
Pues ya ves. La naturaleza también se ha aplicado la famosa frase de Mies Van de Rohe "menos es más". Y la naturaleza es sabia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario